¡Te acepto, todos los días!

La certeza del futuro se escapa de nuestro alcance y con cada decisión que tomamos permanece un halo de incertidumbre, una expectativa que observa, que evalúa secreta y constantemente las consecuencias, calificando de correcta o no esa decisión según se manifiesten efectos muy puntuales. Lo cierto es que igualmente decidimos, a veces porque no vemos opciones y otras, porque sentimos y pensamos con convicción que esa es la correcta; a este último tipo de decisiones pertenece una propuesta de matrimonio.

Si vemos el futuro lejano resulta sencillo llenarlo de ilusión y fantasía o de temores y zozobra. Ese futuro llegará indefectiblemente y su resultado puede ser realmente hermoso si lo vivimos desde ahora, si cada día recreamos lo que queremos para después, si tomamos las razones por las que dimos el primer paso y decidimos cada mañana qué hacer con ellas para parecernos ya, a esas dos personas sonrientes que imaginamos años más adelante.

Podemos construir certeza de futuro con lo que hacemos cada presente, hacer el futuro poco a poco, paso a paso y, aunque se avance a ciegas, será de la mano y feliz porque soy feliz y puedo contar contigo. A cada despertar, amar, para hacer palpable todos los días la certeza que se tomó la decisión correcta.

Por eso siempre felicitaré de todo corazón a cada pareja que decida emprender una vida juntos, porque independientemente de las flaquezas que puedan tener más adelante y cómo las enfrenten, decidieron proyectarse construyendo certezas un día a la vez, solo es cuestión de hacerlo.